Perdida by Mario Escobar

Perdida by Mario Escobar

autor:Mario Escobar [Escobar, Mario]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Terror
editor: ePubLibre
publicado: 2019-02-28T16:00:00+00:00


19. ENCERRADA

En algún lugar al norte de Fort Frances, Canadá, otoño.

El hombre se puso en pie y corrió en calzoncillos hacia ella. Sharon le miró perpleja, pero acertó a sacar el cuchillo a tiempo y él cayó sobre la hoja que entró como mantequilla fundida. El puñal le atravesó el estómago, ella lo giró dentro y el tipo se derrumbó despacio a sus pies. La chica se quedó sudando, paralizada por el miedo, hasta que escuchó movimiento en la habitación de al lado. Registró la chaqueta apoyada en la silla y sacó unas llaves. Corrió escaleras abajo. Sin importarle el ruido que pudiera hacer. Cuando llegó al sótano, abrió la puerta, sacó a la chica a rastras, que estaba medio dormida y corrieron escaleras arriba. Lograron llegar al porche sin dificultad, pero escucharon un estruendo de pasos bajando las escaleras. Tuvieron que atravesar la zona iluminada hasta desaparecer por un lateral, correr hacia el bosque y ocultarse en la noche.

Se movieron durante una hora, esperaba que aquellos tipos estuvieran rehaciéndose, lo que les permitiría ganar un poco más de ventaja. La chica se derrumbó al lado de una pequeña charca, estaba agotada.

—Tranquila, podemos descansar un poco.

—Gracias —dijo. Era la segunda cosa que salía de su boca desde que la conociera un día antes.

—¿Cómo te llamas?

—Me llamo Edda.

—¿Hablas mi idioma?

Sharon identificó un acento extranjero en su voz.

—Sí, soy noruega.

La ayudó a incorporarse, se sentó a su lado y la tapó con el brazo para que no se enfriara.

—Ya estás a salvo. ¿Llevas mucho tiempo con ellos?

—Seis meses, antes estuve en otra casa. Me llevaron a los casinos, pero mordí el pene de un viejo y casi se lo arranco de cuajo. Dijeron que me tenía que reeducar, que era mi última oportunidad.

—Hiciste bien, es lo que se merecen esos asquerosos —dijo Sharon sonriendo.

—Salía mucha sangre, parecía un cerdo…

—¿Estabas sola en el sótano?

—Sí, hubo otras dos chicas, pero se las llevaron enseguida. Las mueven mucho, imagino que para que no los pillen. Están muy organizados, puede haber cinco o seis casas como esas. Las chicas las preparan para millonarios o los casinos, según la calidad y la docilidad.

—Malditos cabrones, algún día pagarán por todos sus crímenes.

—Hace unas semanas se asustaron mucho, les salió mal el secuestro de una familia. Desde el sótano de la casa se oían todas las habitaciones por el sistema de ventilación.

—Debió ser mi caso, el de la familia Landers.

—¿Landers? Sí, hablaron de esa familia y del sheriff de Internacional Falls.

Sharon había atado todos los cabos hacía tiempo, pero le alegró mucho que la chica se lo confirmara.

—¿Cómo te capturaron a ti?

—Había venido con mi familia de vacaciones. Mi madre se llama Jane y es abogada, mi padre Jacob, tengo un hermano adoptado. Estaba en la tienda con él, habíamos visto a unos tipos extraños y nos habíamos asustado, pero comenzó a llover y tuvimos que acampar. Era el último día que nos quedábamos, ya regresábamos a casa —dijo mientras se echaba a llorar.

Sharon sabía que la vida parecía estar compuesta de un millón de casualidades e imprevistos.



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